
Los ejes transversales de su poesía son la muerte y el amor que surcan el sendero de su constructo al revés de toda ruta, es decir, la meta está al inicio y el arranque al final, en una especie de contra lógica, donde la expiración o la defunción vital parecen constituir una cuadrícula existencial, por cuanto se desarrollan percepciones de un ser para la muerte para luego desembocar en un ser para el amor.
Las imágenes elaboradas por Rony Bonilla están determinadas por una especie de racionalidad ligada al surrealismo, pues utiliza siempre extrañas combinaciones de palabras que van pintando mundos alambicados.
Nada tan reconfortante como encontrar un poeta como Rony Bonilla, preocupado por una especie de misticismo contenido y un sentimiento amoroso que recorre las riberas de la existencia humana, todo ello expresado en un lenguaje cifrado, con un hermetismo mesurado y una retórica neobarroca que invita a la constante decodificación.
Galel Cárdenas